26 de marzo de 2009

25 de marzo de 2009

"Si quiere nos colabora"

Esas son las palabras que hombres encargados de la seguridad (aclaro que no están aprobados por entidades gubernamentales) en algún lugar de la ciudad de Medellín, le dicen a las personas que llegan a vender minutos en los espacios que a ellos les pertenecen.

Jhon*, cuenta que hace algunos años en sectores de la ciudad, se les estaba obligando a los minuteros a que les suministraran una cuota semanal, y si no lo hacían, ejercían presión robándoles los equipos o el producto del día, en ocasiones llegaban al punto de agredirlos físicamente; esta situación les trajo muchos problemas con la policía ya que los minuteros los denunciaron y los acusaron de extorsión y robo. Para evitar esta situación los hombres dejaron al libre albedrío la colaboración por parte del minutero; aunque sabemos pues, que con estos antecedentes pocos se negarían a “colaborar”.

Es así como el miedo a ser enjuiciados, enfrentados con la policía o reconocidos en los medios de comunicación, hizo que estos hombres pasaran de la violencia al diálogo, dice Jhon. Ahora el negocio, según él, funciona así: A ellos se les asigna el cuidado de un sector en la ciudad, allí llegan personas por iniciativa propia a vender minutos a quienes se les pregunta con cuánto, más o menos, pueden colaborar semanalmente para llegar a un acuerdo en el cual no salga perjudicado el vendedor, igualmente, cuando estos incumplen con la cuota, los hombres encargados del sector le perdonan la deuda porque, como dice Jhon, “comprenden la situación”. A los minuteros que llegan a cierto espacio por ser parte de una empresa o persona que los contrata para trabajar en la venta de minutos, se les cobra, después de haber acordado con el dueño de esta red, una cuota fija semanal, la cual es imperdonable y se da con el fin de que Jhon y sus compañeros les brinden protección a los vendedores de minutos y les cuiden tanto los equipos como los espacios que no quieren perder por la afluencia de público.

Como no se puede indagar más, por ahora, quedamos sin saber si esto realmente es un acuerdo o hay un temor en las personas, y quedan también, varios interrogantes sobre la función de La Policía, de las organizaciones municipales y gubernamentales, ¿Dónde están? ¿Quién maneja realmente la ciudad, al que elegimos por voto popular o el que se elige por otros medios que no conocemos o nos hacemos los de la vista gorda? ¿Son necesarias estas organizaciones clandestinas?


* Nombre cambiado para proteger la fuente.

12 de marzo de 2009

Otro espacio en Medellín


Con una inversión de 3.500 millones de pesos [1] al norte de la ciudad se construyó un centro donde la Internet, el cine, el teatro, entre otros movimientos artísticos y culturales es su razón de ser.

El Centro Cultural Moravia se alzó en una zona donde durante años ha primado la violencia de pandillas y grupos al margen de la ley que imponen sus ideas; ahora, los jóvenes de este barrio comparten un sitio donde podrán liberar sus ideas, mostrar sus capacidades e internarse en mundos totalmente diferentes al que palpan y viven diariamente.

Este lugar es uno de muchos otros que se han construido en la ciudad con la intención de incentivar la lectura, la educación y otras actividades donde, tanto jóvenes como adultos, puedan ocupar su tiempo en actividades que aporten a su crecimiento personal e intelectual.












[1] http://urbanismosocialmedellin.universia.net.co/galerias/familia3g2_0.jsp