Jhon*, cuenta que hace algunos años en sectores de la ciudad, se les estaba obligando a los minuteros a que les suministraran una cuota semanal, y si no lo hacían, ejercían presión robándoles los equipos o el producto del día, en ocasiones llegaban al punto de agredirlos físicamente; esta situación les trajo muchos problemas con la policía ya que los minuteros los denunciaron y los acusaron de extorsión y robo. Para evitar esta situación los hombres dejaron al libre albedrío la colaboración por parte del minutero; aunque sabemos pues, que con estos antecedentes pocos se negarían a “colaborar”.
Es así como el miedo a ser enjuiciados, enfrentados con la policía o reconocidos en los medios de comunicación, hizo que estos hombres pasaran de la violencia al diálogo, dice Jhon. Ahora el negocio, según él, funciona así: A ellos se les asigna el cuidado de un sector en la ciudad, allí llegan personas por iniciativa propia a vender minutos a quienes se les pregunta con cuánto, más o menos, pueden colaborar semanalmente para llegar a un acuerdo en el cual no salga perjudicado el vendedor, igualmente, cuando estos incumplen con la cuota, los hombres encargados del sector le perdonan la deuda porque, como dice Jhon, “comprenden la situación”. A los minuteros que llegan a cierto espacio por ser parte de una empresa o persona que los contrata para trabajar en la venta de minutos, se les cobra, después de haber acordado con el dueño de esta red, una cuota fija semanal, la cual es imperdonable y se da con el fin de que Jhon y sus compañeros les brinden protección a los vendedores de minutos y les cuiden tanto los equipos como los espacios que no quieren perder por la afluencia de público.
Como no se puede indagar más, por ahora, quedamos sin saber si esto realmente es un acuerdo o hay un temor en las personas, y quedan también, varios interrogantes sobre la función de La Policía, de las organizaciones municipales y gubernamentales, ¿Dónde están? ¿Quién maneja realmente la ciudad, al que elegimos por voto popular o el que se elige por otros medios que no conocemos o nos hacemos los de la vista gorda? ¿Son necesarias estas organizaciones clandestinas?
* Nombre cambiado para proteger la fuente.
3 comentarios:
Hola Joha:
Mencionaste un tema conocido por todos pero indagado por muy pocos. Fue acertado cubrir los rostros en la fotografía y cambiar el nombre de la fuente. Te sugiero que separes los párrafos con espacios para hacer más amena la lectura y que los interrogantes que planteaste al final los desarrolles en otra entrada.
Totalmente de acuerdo con Joha...Ramírez. Bakano el artículo como te habia dicho antes, toca los dos temas del curso...eso es importante. Felicitaciones
Johanna este tema efectivamente es uno de los más delicados de la ciudad, porque no sólo afecta a los vendedores de minutos, sino también a otros vendedores ambulantes, a transportadores, a pequeños negocios, etc. La ciudad, em muchos sectores, está enfrentada a mafias que controlan e imponen sus leyes. Siempre en estos casos es bueno tratar de contrastar con fuentes oficiales, en este caso Secretaría de Gobierno o Policía Metropolitana.
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